Ficha técnica

Colección: Las mágicas aventuras de la bruja Pamplinas. Libro 4

Autor: Sergio Luz

Ilustradora: Begoña Monge Moreno

Contenido: cuatro cuentos con 17 ilustraciones a color

Edad: de 6 a 12 años

Formato: 14 cm x 21 cm

Número de páginas: 130

Encuadernación: rústica

ISBN: 978-84-126190-3-4

Salida a la venta: 14 febrero 2023

Precio: 10,95 €

Pamplinas y Luf quieren invitar a todos sus amigos a una merienda en el bosque. Por supuesto, es una merienda muy especial, con muchas sorpresas y platos exquisitos. ¿Cómo hará nuestra bruja para que la invitación llegue a todos sus amigos, que son muchos? La bruja Pamplinas enviará una pajarita parlante a cada uno de ellos. ¿Qué sucederá? ¿Todas las pajaritas llegarán a su destino? ¿Pamplinas se olvidará de alguien? ¿Lo pasarán bien los invitados a esa merienda mágica?

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Luf entró volando por la ventana.
—¡Qué buen día hace, Pamplinas!—dijo—. El bosque está precioso. Sopla una brisita que parece que te acaricia y te invita a disfrutar. Huele a flores y a plantas aromáticas. Podríamos organizar una merienda en el bosque. ¿Te apetece?
—Sí, mucho —contestó la bruja con una gran sonrisa—. Has tenido una idea estupenda. Habría que avisar a nuestros amigos y vecinos. ¿Podrías hacerlo tú?
—Por supuesto. Lo haré con gusto, pero no me dará tiempo de visitar a todos —respondió la lechuza entusiasmada y preocupada a la vez.
—No te alarmes. Nos inventaremos algo. Podríamos enviarles unas cartas voladoras —propuso Pamplinas.
—Pero, ¿estás segura de que todos saben leer? —intervino Milkifú.
—Anda, pues es verdad, no saben leer —reconoció nuestra bruja—. Entonces, usaremos las pajaritas de papel parlantes. Con mis hechizos...

El pato Claudio nació con una pata más corta que la otra. Tuvo que superar muchos problemas para poder sentirse a gusto y ser feliz. Eso sí, contó con la ayuda del sabio caracol Babba. ¿Cómo lo hizo? ¿Fué magia? ¿Cómo le ayudó el caracol Babba? ¿Qué hechizos pronunció?
Es un bonito cuento de superación personal. Nos enseña un camino para lograr sentirse bien y alcanzar las metas que nos propongamos en la vida.

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Era un día extraño: en la casa de la bruja Pamplinas no ocurría nada de especial. Pamplinas se mecía tranquila en su mecedora, haciendo pompas de jabón de formas, tamaños y colores diferentes. Ahora, un barco velero, que se deslizaba por el aire para desaparecer tras una nube rosa. Después, una burbuja dorada como un sol, cruzando la habitación... Más tarde, unas pequeñas pompas de jabón dando vueltas alrededor del barco como una bandada de gaviotas...
—¡Milkifú, mira! Un gato azul volando —señaló nuestra bruja.
Milkifú siguió ronroneando dormido en su regazo. Sólo movió el bigote y se acurrucó hecho un ovillo. De repente, una sombra gris entró por la ventana a velocidad de vértigo.
—¡Uf, uf, uf! —chilló nerviosa—. ¡Ya llegaron! ¡Ya están aquí! ¡Hay muchos! —continuó, estrellándose contra las burbujas, que se deshicieron en finas gotitas de colores.
—¡Luf, para! —pidió Pamplinas—. ¿Qué sucede? ¿Quién...

El genio Azú es un genio genial, pero tiene un gran problema: ha perdido su lámpara, su querido hogar. Desde entonces, vaga por el ancho mundo buscándola sin éxito.
¿La encontrará en el bosque de nuestros amigos? ¿Qué ocurrirá? ¿Le ayudarán a buscarla los habitantes del bosque? ¿Qué desastres armará Pamplinas?

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En un plácido día, la bruja Pamplinas y Luf estaban paseando por el bosque. Se entretenían recogiendo bayas, oliendo las flores y saludando a sus amigos. De repente, la bruja se sobresaltó.
—Luf, ¿estás oyendo lo mismo que yo?
—No sé. Tú, ¿qué oyes?
—No lo puedo precisar. Parece un lamento que llega de lejos.
—Pues no —contestó la lechuza—. Yo lo que oigo es el trinar de los pájaros, el croar de las ranas, el zumbido de los insectos y la brisa agitando las ramas de los árboles.
—Espera un momento —interrumpió Pamplinas—. Ahora se oye otra vez. ¡Silencio todo el mundo!
Los pájaros dejaron de trinar, las ranas se quedaron mudas, los insectos pararon su vuelo y hasta el viento dejó de soplar.
—Así está mejor —dijo la bruja—. Escuchemos.
—¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! —se oyó desde muy lejos—. ¡Mi lámpara! ¿Dónde estará mi lámpara? Donde quiera...

En este cuento, nuestros amigos deciden limpiar su querido hogar, el bosque en que viven. Además, lo quieren hacer todos juntos y de forma muy divertida, convirtiéndolo en un día muy feliz. ¿Cómo lo harán? Pues con ilusión y sin olvidar por qué lo hacen: porque aman el bosque en que viven y cuidarlo es su tarea, no de otros.
¿Limpiarán bien entre todos su querido bosque? ¿Se lo pasarán de fábula trabajando juntos? ¿Os imagináis a las hormigas, escarabajos peloteros y las hadas bailando alegres la conga?

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—Luf, Milkifú, ¿qué os parece que nos vayamos de excursión? —preguntó la bruja Pamplinas nada más levantarse—. Hace una soleada mañana y estoy de muy buen humor. Podríamos prepararnos rápidamente y pasear por el bosque, ir en barca por el río, volar juntos...
—¡Qué buena idea has tenido! Lo pasaremos muy bien —respondió Luf ilusionada, volando sin parar de un lado para otro.
Milkifú gruñó:
—¿Es realmente necesario? Tendría que moverme. ¿No podríamos quedarnos en casa tranquilos? Yo estoy muy cansado; he soñado que tenía que correr tras un montón de ratones molestos. Creo que mejor me quedo guardando la casa y me recupero del esfuerzo.
La bruja Pamplinas y Luf partieron enseguida. En el camino, desayunaron moras y nueces, que recogieron en el bosque, y zumo de bayas con panecillos, que trajeron de casa. Iban despacio, sin un propósito especial, salvo el de disfrutar del paseo juntas.